«Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán. Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.»
Isaías, Capítulo 45, versículos 1-3.
El llamado de Ciro y su aplicación hoy
El Rey Ciro, aunque era un gentil, fue ungido y apartado para una misión y propósito divino. De manera sobrenatural, Jehová despertó su espíritu para reedificar el templo, liberar esclavos, establecer igualdad racial, destruir la cautividad babilónica y bendecir a naciones y reinos.
Como ministros del Evangelio, tenemos una gran responsabilidad delante de Dios. La misión encomendada a Ciro ahora nos es encomendada a nosotros. Nuestra labor es reedificar templos humanos, vidas que necesitan sanidad interior, algo escaso hoy en muchas congregaciones. Muchos son religiosos que asisten a servicios sin compromiso, sin preparación para colaborar en la obra. La iglesia necesita ser desparasitada, purgada de lo que impide su crecimiento espiritual.
La autoridad y la unción para la batalla
Jesús nos dio autoridad sobre el enemigo:
«He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.»
Lucas, Capítulo 10, versículo 19.
Las palabras que Dios le dijo a Ciro también son para nosotros:
- «Yo iré delante de ti»: Él peleará nuestras batallas.
- «Puertas abiertas»: Las puertas que el hombre cerró, Dios las abrirá para su pueblo.
- «Tesoros escondidos»: Recibiremos revelaciones y bendiciones ocultas.
La iglesia de hoy sufre de orfandad espiritual e hijos pródigos. Como pastores y líderes, debemos tener un pensamiento realista y reflexivo. Hay un infierno y un cielo, y muchos pueden perderse por tibieza. Debemos retomar el primer amor por la labor encomendada, portando el fuego purificador y la espada de doble filo en la unción del Espíritu Santo.
Preparación para los tiempos finales
Las estrategias del enemigo a nivel mundial requieren que estemos preparados. La iglesia necesita una fe sólida, templos humanos que desarrollen la naturaleza divina y busquen la santidad. Como Ciro, enfrentaremos oposición, pero debemos perseverar hasta cumplir lo que Dios ha predestinado.
Dios está levantando a su pueblo para desatar un espíritu de militancia espiritual y demoler las fortalezas del diablo. Zacarías nos recuerda:
«No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.»
Zacarías, Capítulo 4, versículo 6.
El papel de los atalayas e intercesores
Es necesario que en cada congregación se levanten atalayas (Ezequiel, Capítulo 3, versículos 17-21) e intercesores en unidad, con un mismo sentir y pasión por las almas. El clamor en los cielos nos advierte:
«Ya se está acabando el tiempo, y si fuere posible, engañarán aún a los escogidos.»
La iglesia enfrenta una infección progresiva: indolencia, celos ministeriales, envidia, ego, pecado, chisme y contienda. Muchos se han olvidado del dueño de la obra, permitiendo el imperio religioso, que es un engaño.
El liderazgo en el cuerpo de Cristo
El liderazgo en el cuerpo de Cristo debe ser edificado. Muchos líderes están como Lázaro cuando resucitó: atados. Debemos desatar el potencial dentro de cada líder. El carácter del líder debe tener cuatro ingredientes:
- Identidad personal: Un nuevo nacimiento. El vestido viejo no sirve para el propósito divino.
- Estabilidad emocional: Madurez y dominio propio sobre las emociones.
- Ética y valores: Centrados en principios bíblicos.
- Disciplina propia: Gobernar bien su vida antes de guiar a otros.
El líder debe mantener la llenura del Espíritu Santo, pedir carisma (la facilidad de atraer a las personas) y ser una carta abierta leída por los hombres. Un carácter sobrio le permite ganar confianza, respeto y credibilidad.
Conclusión: levanta y resplandece
Pastores y líderes, estamos trabajando como embajadores del Reino. No desmayemos, porque el avivamiento viene. Debemos tener una iglesia sana, comprometida y enamorada de Dios, una iglesia guerrera que defienda a su familia y tome las bendiciones como hijos de Elohim.
«Levántate y resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.»
Isaías, Capítulo 60, versículos 1-2.
Oración
Oro por un despertar en el espíritu de cada pastor, líder y miembro de las congregaciones. Que tengan pensamientos realistas, reflexivos y altruistas para ser accionados por esta palabra que Dios puso en mi corazón.
«Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.»
Isaías, Capítulo 55, versículo 11.
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