La Palabra de Dios como arma espiritual

Hebreos 4:12 dice: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.»

El llamado a despertar

En Romanos 13:11-12, se nos exhorta: «Conociendo el tiempo, es hora de levantarnos del sueño. Nuestra salvación está más cerca que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz.»

La lucha contra fuerzas invisibles

A diario enfrentamos seres invisibles que buscan traer rebeldía, disensión, pleitos y contiendas a nuestros hogares. El enemigo viene a robar, matar y destruir. Sin embargo, el Señor nos llama a empuñar las armas espirituales y desalojar estas fuerzas de nuestras vidas y hogares.

El significado de la noche avanzada

«La noche está avanzada» simboliza el tiempo presente de maldad. «Se acerca el día» se refiere al regreso del Señor Jesucristo. Todo lo que ocurre en este mundo es consecuencia de seres invisibles, un ejército organizado con propósitos diabólicos.

La armadura de Dios

En Efesios 6:12, se nos recuerda: «Nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.» El Apóstol Pablo nos insta a revestirnos de la Armadura de Dios, que es revestirnos de Cristo.

El proceso de santificación

Al vestirnos con la Armadura de Dios, entramos en un proceso de santificación. Esto nos permite luchar contra nuestras debilidades, malos hábitos y costumbres. Debemos levantarnos en oración, ayuno, intercesión y oración de liberación, renunciando a los enemigos que nos acechan.

El poder de la oración

Cuando oramos, las tinieblas retroceden. Cuando dejamos de hacerlo, avanzan. Es tiempo de arrancar, destruir y derribar los planes del enemigo para edificar y plantar hogares sólidos, cimentados en la Palabra de Dios.

Ser siervos vigilantes

En Lucas 12:39, Jesús nos advierte: «Si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría y no dejaría minar su casa.» Debemos ser siervos vigilantes, preparados para defender nuestros hogares.

Una nueva generación

El Señor quiere levantar una generación esforzada y valiente, que crea en sus promesas y hable a un mundo necesitado. Tenemos poder para proclamar el reino de Dios sobre nuestras vidas y hogares.

Más que vencedores

Somos más que vencedores. Debemos estar por encima de las situaciones y circunstancias. Salmo 18:29-32, 34, 39, 48 nos dice: «Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros. Él me ciñe de poder y hace perfecto mi camino.»

Las armas de la luz

El Apóstol Pablo nos llama a vestirnos con las armas de la luz. Estas incluyen la oración, el ayuno, la armadura de Dios, la sangre de Cristo, el amor, la alabanza, la adoración y la perseverancia.

Sanidad interior

El Señor no envía a la guerra a soldados heridos. Por eso, es crucial tener una sanidad interior para estar preparados en la batalla espiritual.

Tiempo de levantarse

Es tiempo de levantarnos y ser luz en medio de las tinieblas. Debemos arruinar toda agenda que el enemigo establece sobre nuestras vidas y familias. Hemos sido predestinados para cosas grandes.

El propósito de Dios

El Señor cumplirá su propósito en nuestras vidas, a pesar de las adversidades. En Hechos 15:15-18, se nos promete: «Reedificaré el tabernáculo de David, que está caído. Lo repararé y levantaré para que el resto de los hombres busque al Señor.»

Romper la cautividad

Es tiempo de romper con la cautividad en nuestras vidas y hogares a través de la guerra espiritual.