«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»
Filipenses, Capítulo 4, versículo 7.
La fe y la confianza en Dios
La fe se encarga del convencimiento de que tenemos un Dios que existe y es Él quien nos da una vida con propósitos y un camino que nos conduce a ser sus hijos. Aunque la fe produce grandes cambios, la confianza se somete a aquellas circunstancias que no cambian. Mientras la fe espera las cosas que no se ven, la confianza acepta las cosas como son.
La confianza es una extensión de la fe. Aunque podemos creer, no siempre confiamos totalmente. Sin embargo, juntas, la fe y la confianza son un arma poderosa que nos sostiene en tiempos difíciles.
El despojo del enemigo y la promesa de restitución
El enemigo ha causado despojos en el pueblo de Dios, produciendo dolor, vergüenza, lágrimas, tristeza y frustración. Estas pérdidas no fueron voluntarias, pero son temporales y tienen un propósito: glorificar el nombre de Dios. A pesar de los conflictos y desacuerdos, el Adonai nos da promesas:
«Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.»
Mateo, Capítulo 19, versículos 29-30.
Es crucial creer en sus promesas.
Desarrollar confianza a través de la Palabra
Para obtener confianza, debemos inclinarnos a escuchar los mensajes de Dios, estudiar su Palabra y aplicar sus enseñanzas. Esto traerá un cambio que restaurará nuestras vidas y restituirá todo lo que el enemigo ha robado a nivel espiritual, físico y material.
Aunque muchos creyentes conocen el Salmo 23, pocos lo hacen una realidad en sus vidas. A través de este salmo, David nos enseña a desarrollar confianza en nuestro Padre Celestial. Profetiza credibilidad absoluta en lo que Dios dice. Es importante retomarlo y aplicarlo, declarándolo y apropiándonos de sus promesas.
La paz que sobrepasa todo entendimiento
La paz es el fruto de permanecer en el Espíritu Santo, rindiéndole nuestras perspectivas, relaciones, palabras, acciones, pensamientos y emociones. Representa un bienestar total, armonía con nuestros semejantes, tranquilidad y certeza de salud y bendición divina. Debemos convertirnos en pacificadores con carácter divino.
Si vivimos sin paz, es porque aún hay áreas de nuestra vida que no han sido llenadas por la presencia del Espíritu Santo. Cuando Dios pone paz en nuestro corazón al resolver asuntos, nos indica que estamos tomando la decisión correcta.
Evitar decisiones apresuradas
Es importante no tomar decisiones a la ligera. Las prisas, la impaciencia y los miedos no son de Dios. Si estos nos acompañan en nuestras decisiones, estaremos errando. Para lograr la paz, no debemos enfocarnos en preocupaciones y situaciones que no podemos controlar. Solo el Adonai, como Dios de los imposibles, puede hacerlo.
«He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?»
Jeremías, Capítulo 32, versículo 27.
La paz de Cristo en medio del caos
Jesús nos dijo antes de ascender al cielo:
«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.»
Juan, Capítulo 14, versículo 27.
El mundo dice que solo puede haber paz cuando no hay conflicto, pero esto no es verdad. En medio de guerras, enfermedades, cambios climáticos, injusticias y más, podemos tener la paz que sobrepasa todo entendimiento. Nuestra mente, renovada y reflexiva, sabe en quién hemos creído: un Padre que nos protege y ayuda en nuestras debilidades. Aunque andemos en valles de sombra y de muerte, no temeremos, porque Él está con nosotros.
Conclusión: levanta y resplandece
El salmista David expresó:
«Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.»
Salmo 18, versículo 2.
Tenía una seguridad absoluta en el Padre Celestial.
Aunque el enemigo quiera sembrar duda para desplazar nuestra fe, la confianza mantendrá nuestra fe firme.
«Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.»
Isaías, Capítulo 60, versículos 1-2.
COMPARTE ESTE MENSAJE. Será de gran bendición para quienes buscan paz y confianza en tiempos difíciles.
Un comentario
Profeta Marinita, muchas gracias!. Dios te bendiga sobreabundantemente a todo nivel en tu vida.
PALABRA DE DIOS poderosa q recibo!
Gran bálsamo para el alma, fortalece nuestro espÃÂritu !